Hace más de 2000 años, Cristo vino a la Tierra. Como alma humana, había alcanzado la Omniconciencia. El núcleo de su mensaje era claro: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Cristo sabía que todo en esencia había surgido por el poder del Amor de la Omnifuente y que cada alma tenía el potencial en sí misma para alcanzar algún día, al igual que él, la Omniconciencia, el grado más alto de Amor. Nosotros, los humanos aquí en la Tierra, ahora debemos aprender a dar Amor a todo lo que vive. Entonces nuestro sentimiento desarrollará un nivel más alto de Amor y nos sintonizaremos con las esferas Celestiales de Luz.
-Por eso, hermanos míos, vemos que “Cristo” resumió todos los espacios y todas las leyes de la “Omnimadre” hasta formar un solo conjunto, ¡y eso es el amor! La cosmología de Jozef Rulof 5 – El alma y su conciencia humana p.164 -Aprender a dar amor, ese era el camino. Qué sencillo era, y a pesar de eso: qué terriblemente difícil. Había que saber amar a los enemigos Una mirada en el más allá – ¿Puede ser clarividente la madre? p.291
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