Para poder desarrollarse espiritualmente, cada alma recibe una serie de vidas en la Tierra. Solo cuando estas vidas se han vivido y el alma ha compensado todo el karma como resultado del asesinato, la Madre Tierra deja ir al alma y esta continúa en las esferas. Cuando una persona muere y el alma aún no está lista en la Tierra, esta es atraída por el Mundo Astral de lo Inconsciente. En este mundo, el alma permanece en una especie de estado de meditativo somnoliento hasta el momento en que se siente atraída nuevamente para una nueva vida en la Tierra. El Mundo de lo Inconsciente es el mundo del comienzo de la creación. El alma debe regresar a esta primera etapa de chispa para poder reencarnar alguna vez en un nuevo embrión en la tierra.
-Aquí han entrado millones de seres, pero todos esos seres, que son almas y por tanto seres humanos, nacieron y murieron en la tierra. Entran aquí después de su muerte y tienen que regresar por la fuerza hasta que hayan completado su ciclo de la tierra.
El ciclo del alma – El mundo de lo inconsciente p.163
-El espíritu, o el alma que entra al mundo de lo inconsciente —usted ya vivió este acontecimiento— desciende a una profunda sintonización y vuelve hasta una chispa de luz, de vida.
El ciclo del alma – Mi nacimiento y muerte en la tierra p.287
-No obstante, si esta alma tiene que volver a la tierra otra vez, para enmendar o vivir algo, entonces el mundo de lo inconsciente atraerá a esta vida del alma. Este mundo sirve al alma para descansar y prepararse antes del nuevo nacimiento. Ahora el alma desciende hasta el estado de chispa, es decir, hasta el momento del despertar, cuando empezó la creación. Como chispa de Dios, el alma puede descender en el organismo materno; después puede comenzar el proceso de crecimiento. Como conciencia adulta el alma no puede descender en el cuerpo materno, porque el alma presionaría el fruto hasta matarlo, puesto que entonces hay un exceso de animación. Ahora despierta en la madre el alma como una chispa; después comienza el proceso de crecimiento.
Dones espirituales – El trance psíquico p.192
Citas de los libros de Jozef Rulof