Lecciones

28.10 Consagración por Cristo de las almas gemelas que pasan a la Sexta Esfera de Luz

 

Los dos seres están arrodillados y son como estatuas de mármol con vestidos radiantes, iluminados por la luz celestial. Un hermoso canto celestial acompaña todo. Todos esperan la llegada de Cristo que consagrará esta transición. La vida última, el alma cósmicamente perfecta descendería.

Ver citas de las lecciones 28.9 y 28.10

– Alrededor de la cabeza de ambos vio una corona con rayos de luz, que podía distinguir claramente. Su luz le permitió ver tonos más suaves que en la de él, por lo que intuyó las fuerzas masculinas. En la fuerza de creación de él, allí residía su luz de fuerza potente, que se conectaba con la de ella. Las luces confluían, ya estaban conectados en irradiación.
Ahora vio muchos otros milagros. Las paredes empezaban a vivir, vio representadas en ellas escenas completas. Vio desfilar ante sus ojos el universo, estrellas y planetas, y la vida de Cristo.

– Mira, sintió, la vida los espera. La vida espera, ustedes pueden entrar a esferas elevadas. Se mostraban otros planetas, era la vida que descendía. Vendría Cristo, el Hijo Perfecto de Dios. Todos eran uno solo con Él: descendería el despertado al cosmos.

– Ambos seres eran como estatuas de mármol. Sus túnicas, iluminadas por la luz celestial, llameaban. Todos los ángeles se concentraron en este momento. André vio que algo se hacía visible en el sol dorado. Era un ser. Lo vio con claridad en este marco dorado. Ahora iba apareciendo, vivía. El ser siguió envuelto en una emanación, pero extendió los brazos, bendiciendo a los dos ángeles. Había llegado el momento sagrado: se acogía a dos vidas. La luz desapareció tan pronto como había aparecido. Cristo, el Hijo Perfecto de Dios, se había manifestado. Había ángeles que cantaban acompañados de los maestros, un poderoso coro entraba, era un gran conjunto, todo era amor.

Una mirada en el más allá – Una bendición espiritual y de vuelta a la tierra p. 386, 387

Citas de los libros de Jozef Rulof