Un ser humano de catorce años o más, que muere en la Tierra, va a esa esfera a la que su alma está sintonizada espiritualmente o al Mundo del Inconsciente para reencarnar. Los niños que han muerto demasiado pronto en la Tierra van, dependiendo de su edad, a esferas infantiles separadas. Estas son esferas de ángeles de paz y felicidad, que se encuentran entre la tercera, cuarta y quinta esfera de luz. Aquí son guiados por espíritus de amor, que poseen el verdadero amor maternal. El desarrollo y crecimiento hacia la madurez aquí es mucho más rápido que en la Tierra.
– Los niños viven en otras esferas, con las que encuentran sintonización los pequeños, para entrar más adelante en un estado existencial, cuando hayan llegado a la edad apropiada.
Las esferas infantiles están en las regiones elevadas, que visitaremos. Pero otros, quiero decir los seres más jóvenes, han llegado a la edad de catorce y han llegado aquí desde la tierra. Los que no llegan a esa edad, y son los de entre siete y catorce años, viven a su vez en otras esferas que los seres aún más pequeños que hayan dejado la tierra. Así que tenemos varios estados para los pequeños, que son esferas de conexión que se encuentran entre la tercera, la cuarta y la quinta esfera.
Una mirada en el más allá – Primera, segunda y tercera esfera p. 346
– No nos quedaremos en la cuarta esfera, sino que vamos a continuar directamente a la esfera angelical, que conecta la cuarta y quinta esfera y que es una esfera intermedia. Allí viven los pequeños de la tierra, desde el niño no nato hasta aquellos que hayan llegado a los tres años.
– A todos los pequeños se les trae a esta esfera y los educan espíritus del amor que poseen el verdadero amor maternal.
– Qué sosiego reinaba allí. El cielo estaba envuelto en una emanación plateada, en la que se reflejaba la naturaleza. Todo se reflejaba en el firmamento plateado. Era una imagen imponente para un humano terrenal. No era más que felicidad para él.
– Oh, si una madre entristecida pudiera estar aquí tan solo un momento, entonces olvidaría su congoja.
Una mirada en el más allá – La esfera de los niños y la reencarnación p. 354, 356
Citas de los libros de Jozef Rulof