Lecciones

31.3 El país del odio, la séptima esfera tenebrosa, bordea la tierra crepuscular

 

 

Fueron niños alguna vez, fueron creciendo, se convirtieron en madres y se pusieron a ellas mismas en esta sintonización por libertinaje y violencia, por pasión y animalización. Así llegaron aquí y sólo cambiarán su vida cuando ellas mismas se den asco. Después empezarán otra vida.

Una mirada en el más allá – Fiesta en las esferas oscuras p.542

– La gente se iba arrancando la ropa; parecía que aquí era de lo más normal. 
– Aquí, a los débiles les toca sufrir, como te lo he aclarado antes; todos los atacan, pero también pronto harán la transición a otra esfera porque les repugna su vida. 
– Por donde mirara había peleas. Todos participaban y a los que miraban se les atacaba o se les incitaba a seguir su ejemplo. Era una escena horrenda, decenas se quedaban tendidos

Una mirada en el más allá – Fiesta en las esferas oscuras p.540, 541, 544

– Eran hienas humanas, que usaban su intelecto para la violencia y el libertinaje.

Una mirada en el más allá – Genios en el mal (2) p.547

– Vio a muchas mujeres que tenían un aspecto espantoso. Pasaron frente a él y sin duda integraban el grupo de quien reinaba aquí. Su atuendo era horrible. No llevaban más que colores estridentes, verde veneno y rojo llameante, y André se asombró de que no percibiera colores más suaves. 
– En una plataforma estaba sentado un repugnante monstruo. Estaba rodeado de mujeres y vigilantes, armados hasta los dientes todos. El que estaba en la plataforma usaba un turbante y estaba ataviado de piedras preciosas, llevaba botas pesadas y una vestidura rojo sangre. André pensó: ‘Aquí estoy visitando al mismísimo diablo’. Allí, ante él, estaba el autócrata en el mal que reinaba sobre miles de espíritus, todos estaban sometidos a su voluntad. No veía más que violencia, todos eran feroces y salvajes.

Una mirada en el más allá – La vida en el espíritu; autócratas en el mal p.535, 536, 537

Citas de los libros de Jozef Rulof

Nota:
Las esferas oscuras, o más bien mundos de lo inconsciente, constituyen el infierno en el Más Allá. Pero las Almas (humanas), que viven allí, no tienen que permanecer allí para siempre, ya que también ellas alcanzarán una vez los reinos superiores (esferas del amor). Ningún alma divina se pierde. No hay condenación eterna.