Normalmente, los espiritistas buscan el contacto con un ser querido que ha muerto y vive en el mundo de los espíritus. Para ello cuentan con la ayuda de un médium experimentado. Éste puede utilizar una fotografía del fallecido. La médium cuenta a los presentes lo que oye, ve o siente. A veces tiene éxito y se produce un contacto real con el difunto. Muy a menudo no funciona y es lógico, porque la persona del más allá tiene su propio camino que recorrer y a veces simplemente no se la puede convocar. Una sesión de espiritismo también puede verse perturbada por un espíritu con malas intenciones.
– Comprenda, por lo tanto, que el ser humano del otro lado vuelve a su vida así como así, porque allí está ante otras leyes vitales, es decir, ante las que son del espíritu. Y estas le prohíben buscar contacto con quienes están en la tierra, ¡o no aprenderemos nada! Es por eso que todos esos espiritistas permanecen en un punto muerto. Quieren hablar con papá y mamá —por medio de la cruz y el tablero, y por los médiums—, pero ya les di el ejemplo, y esa es la verdad. Pueden intentarlo; también es seguro que de vez en cuando se da en el blanco y recibirán un mensajito de esos de sus seres queridos a través de esos médiums. Pero todo no lo recibirán, porque no son instrumentos. Preguntas y respuestas 1 – Navegación 5 p.174 – Cuanto más sensible la persona, más percibe en el espíritu cuando empieza a sintonizarse con la vida espiritual. Solo cuando se pierde a un ser querido es cuando el espiritualismo adquiere valor, antes de eso se desprecia. Lo vivo a menudo, muy a menudo, cuando la gente viene a verme. Entonces uno no da abasto para hablarles de la vida después de la muerte y quieren saberlo todo. Solo entonces leen libros espirituales, profundizando en ella. Es cuando tienen el corazón partido y se les puede alcanzar. De modo que cuanta más pugna, enfermedad, pena y dolor padezca la persona, más sensible se vuelve, por más horrible que sea. Aquellos que volvieron de la Muerte – No hay muerte, solo hay vida p.70
Citas de los libros de Jozef Rulof |