En el Omnigrado, el ser humano tiene Conciencia Divina.
El ser humano es entonces una Divinidad y uno con la Vida con la Fuente a la que pertenece.
El ser humano es entonces Omnifuente, Omnialma, Omniespíritu Omnimandre, Omnipadre, Vida, Luz y Amor.
– Pero en ese Omnigrado, cuando el ser humano accedió a la Omniconsciencia, entonces preguntó, naturalmente: “¿Dónde está, pues, el padre, el creador de todo esto?”. Y es que no existía. Eso: no estaba.
De nuevo empezaron a largarse. Se explicaron a ellos mismos las leyes, miraron a todos lados, arriba y abajo, y a sus espaldas, y no había ningún Dios, solo la luz, la vida, el espíritu también. Porque la materialización empezó —eso lo aprendieron— por medio del espíritu, así es como hubo empuje visible. Pero ¿dónde está, pues, Dios, el Dios de amor?
Conferencias 2 – El amor divino para el ser humano – parte 1 p.202 (L2.5573.5579)
– Ya pueden ponerse a analizar la Biblia, eso lo hace cualquier teólogo, pero ya no hay sabiduría, no hay un Dios de amor, solo existe una madre que ha construido leyes vitales, solo existe una Omnifuente que da a luz, después de lo cual se manifestaron los sentimientos creadores, ¿comprenden? Y eso se convirtió en un ser humano, eso se convirtió en un hombre.
– Cuando el primer ser humano accedió al divino Omnigrado y empezó a experimentar su pensamiento y sentimiento, empezó a ver que solo había vida en forma de luz —¿entienden?—, de luz. Había silencio, desde luego. Cuando están ustedes en armonía y viven la justicia, van hacia la armonía, y a eso se le llama amor. Eso es el ser uno con la vida, con la fuente a la que pertenecen ustedes.
Conferencias 2 – El amor divino para el ser humano – parte 1 p.204 (L2.5600.5605)
– Para mí de lo que se trata —y eso es así para cada ser humano, para cada animal, para cada ley vital como grado— es el instante en que esa gente tuvo que aceptar el Omnigrado y pudo seguir adelante, profundizar y elevarse; en el divino Omnigrado podían verse siete grados, más y más elevados, más y más etéreos, y entonces regresaron a las tinieblas de antes de la creación. Y de nuevo van a aceptar y a vivir ese viaje, ese viaje universal, divino. Atraviesan esa Omnifuente, porque detrás de esta vida aún sigue estando la Omnimadre como alma, como espíritu, como personalidad. En esa nada, en esas tinieblas está absolutamente todo. Y ese todo lo eran ellos mismos.
Conferencias 2 – El amor divino para el ser humano – parte 1 p.204 (L2.5619.5623)
– Esos maestros se conectan con el origen y regresan a la fuente primigenia, cuando todavía no había nada, cuando aún no había seres humanos ni flores ni viento ni luz ni materialización alguna. Todo era vacío y sin embargo —esa mañana se lo hice vivir— sí había luz… Es que nosotros la sentíamos…, nos entró un silencio inmaculado, impresionante. Y era la Omnimadre, la Omnialma, el Omniespíritu, la Omnipaternidad.
Conferencias 2 – Por qué el ser humano nació en la vida embrionaria; por qué el ser humano surgió en las aguas p.23 (L2.56.59)
Citas de los libros de Jozef Rulof