A la altura del estómago, justo debajo del diafragma, se encuentra nuestro centro nervioso. Es el centro de nuestra vida emocional. Aquí es donde el alma capta todos los sentimientos.
Nuestra vida emocional y nuestro centro nervioso están directamente conectados con el alma.
Este centro de sentimientos está a su vez conectado con el subconsciente.
El subconsciente almacena todos los sentimientos y la información de toda nuestra vida en una especie de enorme base de datos.
Cuando pensamos y sentimos con nuestra conciencia diurna, tanteamos nuestro subconsciente. Durante el sueño profundo, el alma se asegura de que todos los sentimientos-información-experiencias relevantes del día se almacenen en el subconsciente.
Citas de los libros de Jozef Rulof
– Quien no esté, pues, en el cuarto (grado de) sueño no puede desahogarse y por tanto el alma conserva toda su carga del día e irrita el sistema nervioso que de por sí ya está cansado y los trastornos materiales te lo hacen saber. Ahora pronto podrás visitar a un psiquiatra, pues tu sistema nervioso está destruido.
Dones espirituales p.363 (SP.9799.9800)
– Mi estimado lector, ¡es tu subconsciente!
– Tu subconsciente capta toda esa sobrecarga y por eso el alma llega a liberarse por completo de su propia carga, o estaríamos ante el derrumbamiento. Por eso tus neurólogos no pueden constatar esos trastornos de lo más sencillos, por más erudito que sea su comportamiento. Tienen que descender en ese subconsciente si quieren hacer un diagnóstico claro y constatar en dónde reside la verdadera presión. El alma lo tiene en sus manos.
Dones espirituales p.363 (SP.9801, SP.9804.9807)
– Entre el cuarto y quinto grado de tu sueño se encuentra el equilibrio entre la materia y el alma, es aquí donde tu alma suelta todo su lastre y hace que se hunda en el subconsciente inconmensurable, para aun así poder seguir formando parte de tu vida. Es decir que este centro de equilibrio tiene un gran significado para tu vida.
Dones espirituales p.365 (SP.9843.9844)
– Todas mis vidas anteriores —miles para este mundo— forman parte de esta conciencia. Y usted lo llama subconsciencia; en esto vuelvo a encontrar cada pensamiento que se materializó en todas esas vidas. La paternidad, la maternidad, las leyes vitales para la existencia orgánica, las que son para el cuerpo, todas las leyes materiales, vividas desde la selva, también las del espacio: las vuelvo a ver, a sentir en esta subconsciencia y forman parte de mi sentir y pensar de la conciencia diurna. He vivido miles de vidas; así es como fui edificando mi personalidad. La vida del ahora le blinda a la personalidad el subconsciente.
Las máscaras y los seres humanos p.790 (MA.34275.34279)