Al comienzo de la creación, la Omnimadre formó una bola de plasma nebuloso espiritual en la que se formó el primer planeta, la Madre Luna. Aquí se separaron miles de millones de células divino-humanas. Pequeñas gotas transparentes, compuestas de plasma y alma. Estas células se emparejaron y se conectaron. Cada célula le dio una pequeña parte de sí misma a la otra, de la cual creció un nuevo fruto. Luego, el fruto se dividió en dos célula embrionarias. Tenían suficiente fuerza para crecer hasta la edad adulta, pero no suficiente para reproducirse. Para esto, necesitaban la fuerza de las células maduras, que ya habían muerto y esperaban en el mundo del inconsciente. Sus almas se conectaron con el proceso de reproducción de las células embrionarias y animaron el nuevo fruto que también se dividió en dos células. Un proceso que todavía vemos en nuestro tiempo, aquí en la Tierra, en el útero. Luego, este proceso de reproducción se repitió, donde las almas de los abuelos reencarnaron en los nietos.
-Vemos ahora la luna como una bola astral, o sea, espiritual, como un espacio espiritual que ha surgido por medio de la división de Dios, pero que ahora llegamos a conocer como una vida autónoma.
La cosmología de Jozef Rulof 2 – Los siete grados de vida divinos p.121
-Esas primeras células volvieron y vivieron este proceso de parto y de creación, y esas segundas células segregaron vida nueva, y ese padre y esa madre, pues, entran en ese segundo embrión. Es decir, los niños se desprenden y el padre y la madre animan la vida nueva, el nuevo nacimiento.
Conferencias 1 – El ser humano y su Dios p.71
-¡Dios se entregó a todo lo que vive! Desde luego también ‘Sus’ rasgos y características, Su personalidad. Y además cada uno de los dones divinos.
La cosmología de Jozef Rulof 2 – Los siete grados de vida divinos p.130
Citas de los libros de Jozef Rulo
Véase también el artículo, plus film (hablado en inglés) :
https://rulof.es/Nuestras-primeras-vidas-como-celulas.html